lunes, 1 de septiembre de 2014

SANT MIQUEL DEL FAI: ¡ESCAPATE Y DISFRUTA!










A tan solo una hora de Barcelona, Sant Miquel del Fai ofrece un espacio ideal para un día en familia.

El acceso al monasterio son 8 euros, pero te permite hacer una pequeña ruta siguiendo el arte monástico, entrado en cuevas y disfrutando con la caída de cascadas.

Lugar de culto des de tiempos inmemoriales (la primera información sobre la iglesia cueva que existía data del 997). Fue donado por el conde Borrell al conde Gombau de Besora con la intención de que se construyera un monasterio. Finalmente el monasterio fue construido y habitado por monjes benedictinos hasta 1567.

El monasterio se alza sobre la Vall del Tenes, para acceder a él es necesario pasar por el paso de la Foradada, cuando se llega abajo se encuentra una sala de audiovisuales y un museo y se ofrecen espectáculos para los más pequeños. También se puede disfrutar del contacto con los animales en un estanque artificial plagado de patos y gansos, que transitan en medio de los turistas sorprendidos.

La ruta está perfectamente indicada y resulta sencilla para cualquiera ya que la mayor parte del camino apenas presenta pendiente, una vez se deja atrás el museo y la sala de audiovisuales se puede acceder a la primera cueva (Cueva de San Miguel), caracterizada por su estrechez y largura.

Se sigue por la Plaza del Reposo hasta el lago de las Monjas, para llegar a la impresionante caída de agua que gorgotea sin cesar.

Posteriormente se puede acceder a la zona de picnic también equipada con servicio de bar y lavabos, y un parque infantil donde se pude aprovechar para hacer un pequeño receso antes de continuar. El personal del bar es altamente amable y disponen de una amplia carta de bocadillos y platos combinados.

Si se sigue se encontrarán la ermita del s.X precedida por una curiosa zona donde se puede encontrar hasta un “hotel para insectos”.

La ruta finaliza en la cueva de las Tosques, es necesario acceder a ella con casco (te lo proporcionan a la entrada y el acceso está limitado a 20 personas por turno),  también hay que seguir al pie de la letra las medidas de seguridad, ya que el acceso presenta una tremenda pendiente y es fácil resbalar. Una vez en el interior de la cueva, el espacio es pequeño, hay que tener cuidado con las paredes bajas y equiparse con una linterna.


Sant Miquel del Fai es un entorno precioso, cercano, que invita a la desconexión, si se quiere una visita más profunda también se organizan visitas guiadas en horarios concretos. Al salir del lugar se pueden encontrar una selección interesante de embutidos y una tienda de recuerdos para recuperar el sabor de lo nuestro. 

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